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¿Y ahora qué?

A pesar de que llevo 15 años haciendo este desmadrito de eventos, Mundiales, mudanzas y demás, la mayoría de mis cuates y familia, en primer lugar, no tienen ni puta idea que es lo que hago a pesar de mis múltiples explicaciones y, segundo, creen que solo trabajo un ratito una vez cada 4 años. Y aunque no haya NADA en este mundo que me pareciera mejor que me pagaran un chingo de dinero para asistir al Mundial en algún país exótico, hacer acto de presencia, saludar gente, subir unas selfies al Feis, chingarme unas cubas y tan tan, está esto bastante alejado de la realidad empezando por lo del chingo de dinero.


Lo que todo mundo ve durante un mes en la TV es producto de años de preparación, pedos incontables, montón de gente y una enorme cantidad de áreas y funciones para lograr que 11 multi-millonarios de 32 países estén pateando una pelotita durante 90 minutos (a veces más) para el entretenimiento de casi el planeta entero y que todo ello se vea medianamente organizado.


Incluso para los que vivimos de esto y hemos estado involucrados durante algún tiempo en distintas áreas de este negocio, nos sigue pareciendo sorprendente todo lo que hay detrás para organizar una Copa del Mundo y que a pesar de que la preparación comienza años antes del evento, no me ha tocado vivir Mundial alguno en que estuviera todo listo a meses del arranque y dedicarnos solo a estar tirando hueva en alguna alberquita con unos cocteles coquetos y esperando a que llegue el silbatazo inicial.


Entonces ¿qué carajos pasa entre esos 4 años?


Hay trabajo y un chingo; sin entrar a tantos detalles para no marearlos y específicamente hablando del Mundial, la cantidad de preparativos que hay parecen interminables. Contratos que negociar, licitaciones que lanzar, selección de proveedores, derechos televisivos y de marketing, desarrollo de marca e imagen, impresión de señalizaciones para los estadios, para la calle, para los aeropuertos y hoteles, escoger concesionarios, mobiliario, luces, pasto, balones, uniformes, personal, inspeccionar y seleccionar hoteles, transporte, logística, voluntarios, impuestos, centro de transmisiones, construir o remodelar estadios, importación, preparación de menús, escoger materiales, pensar en reciclaje, diseñar los tickets, escoger un impresor, acreditar a empleados y prensa, hacer mini-eventos entremedio, fijar precios, preparar el plan y estrategia comercial, escoger agentes distribuidores alrededor del mundo, determinar qué regalos dar, lanzar campañas de ventas, establecer relaciones comerciales en casi todos los países del mundo y un muy largo etcétera que no dan los Megabytes en este blog para enunciar…. y todo esto antes de saber cuáles serán los 32 equipos (para el siguiente serán 48) que van al mundial así que hay un grado importante de especulación hasta 6 meses previos cuando se lleva a cabo el sorteo final.


Ahora bien, esto es tan solo pensando en un solo evento; nuestra empresa atiende otros eventos año tras año así que mientras estamos tratando de no volvernos locos preparando el evento deportivo más grande del planeta, en paralelo estamos trabajando en otras cosas alrededor del mundo con características o modalidades de operación distintas, únicos entre sí y cada uno con su listado de broncas particulares por atender.


Para algunos eventos, nuestro trabajo se limita solo a la comercialización; para otros, la producción y operación; y para otros tantos, al igual que el Mundial, preparamos, comercializamos y operamos y es por lo que, contrario a lo que todos mis amigos creen, andamos en madriza todo el tiempo y todo el año. Entre Fórmula Uno, tennis, golf, el fut obviamente y otras monerías, no es como que tengamos mucho tiempo para tirar hueva entre uno y otro.


Desde siempre, tuve el enorme privilegio de ser el preferido de una de mis abuelas – la neta es que fui el favorito de la otra también; y ante los ojos molestos del resto de mis familiares, ella deambuló por la vida tratando de disimular el chiqueo constante y obvio que me confería por el puro hecho de ser el nieto mayor y el más buena onda (también el más sensishito). Y si tuviera que tratar de encontrarle algo remotamente bueno al Alzheimer que la invadió, sería que ya para sus últimos meses en este plano terrenal, olvidó toda prudencia y politiquería y dejó en claro a todo mundo, sin lugar a la menor duda, que yo gocé, gozaba y gozaría por los siglos de los siglos ese privilegiado lugar en su mundo y se chingan todos.


Cada que le platicaba de mis cosas de trabajo se notaba que no entendía ni madres, pero como la buena abuela que fue, eso poco le importó para estar 100% convencida que el organigrama de los Mundiales tenía al presidente de la FIFA a la cabeza como máximo responsable e inmediatamente después, yo mero; en otras palabras, según mi adorada abuela, sin mí, ninguno de los últimos 4 Mundiales se hubiera podido realizar y mucho menos con tales éxitos, cosa que jamás desmentí ¿cómo pa’qué?


Y aunque le estuve explicando desde el 2008 cuando por primera vez me fui a vivir a Sudáfrica qué era lo que iba a hacer y la mantuve actualizada de mis puestos y novedades a través de los años, estuvo bastante confundida y contrariada del porqué aun no le habían cambiado nombre al eventito ese por algo más adhoc como la “Copa Mundial de Joselito” o que si el changarro ubicado en Zúrich ya había pasado a llamarse la “Federation Internationale de Font y sus Amigos” (FIFA).


La magia de los abuelos es justamente esa; que por más pendejo que uno pueda ser, no hay nada más chingón para ellos que ver a los nietos disfrutar de lo que hacen y recorrer el mundo entero cosechando una infinidad de historias que disfrutan cada que las escuchan. Espero que donde sea que se encuentre Doña Pina, nadie le haya explicado, corregido o detallado lo poco relevante que he sido para ese monumental evento pero que cuando menos pueda estar muy orgullosa que dentro de mi área de injerencia no la he cagado,,, tanto.


El caso es que después de casi 15 años de estar metido en esto, tengo que seguir explicándole a mi gente que no soy el Don Chinguetas del Mundial (aún), que no puedo conseguirle boletos gratis al “amigo de mi primo del vecino de primaria” que me escribe en Facebook una vez cada 4 años y qué, se los juro y perjuro, no soy tan vago como mis fotos de Instagram sugieren porque la realidad es que sí nos ponemos unas super madrizas antes, durante y después de cada eventito de estos.


¡Nos vemos en el 2026!


Joselito

Presidente

Federation Internationale de Font y sus Amigos (F.I.F.A.)






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